Veinte años después del fin del mundo
Estaba harto de la muerte,
y por aquellos días
en todas partes era el fin de los tiempos:
se desprendían los maniquíes de los escaparates,
la vida era un derrumbe.
Estaba harto de la muerte,
y por aquellos días
en todas partes era el fin de los tiempos:
se desprendían los maniquíes de los escaparates,
la vida era un derrumbe.
Vladimir Amaya Este poema mío tan absurdo Marina Eugenia Barahona Díaz A las tres de la tarde el día se rompe como un huevo en el sartén de mamá.
Leer más El organigrama imperfecto